El colegio Cristo Crucificado de Valverde de Leganés (Badajoz), fue fundado el día 18 de mayo de 1961 gracias a la generosidad de Dña. Paula Herrera y a la intuición de Don Agustín Fernández Caballero. Dña. Paula guiada por su generosidad, se pone en contacto con el Sr. Cura Párroco, Don Agustín Fernández Caballero, y le comunica su deseo de abrir un centro de enseñanza, para niños y niñas de la localidad, ofreciendo, para ello, el inmueble de la calle Olivenza, nº 11, y costeando ella la remodelación y adaptación del mismo para la enseñanza.
El Sr. Cura Párroco se pone en contacto con Madre María Séiquer Gayá, cofundadora junto a Madre Amalia Martín de la Escalera, de las HH.AA. de Cristo Crucificado. Tras una visita al pueblo y al inmueble ofrecido por Doña Paula, acepta el fundar aquí y hacerse cargo del Colegio, porque, según M. Madre María manifestó, respondía a lo que ellas querían y a las exigencias y deseos de su fundación. Don Agustín, por otra parte, encuentra personas dispuestas a colaborar con él para ayudar a las hermanas en los gastos iniciales y mantenimiento…
A su inauguración asistieron nuestras dos fundadoras: Madre María Seiquer Gayá y Madre Amalia Martín de la Escalera, junto a ellas además de otras autoridades y hermanas las acompañaban vecinos de todas las clases sociales.
Ya estaba todo a punto para atender a aquellas personas que eran más necesitadas de formación humana y religiosa, porque tenían menos recursos económicos y empezaron por a atender a niños de día y a adultos en clases nocturnas.
Con más de cincuenta años de experiencia el colegio ha ido creciendo y adaptándose a los tiempos. Abierto a toda clase social con el esfuerzo de las hermanas, profesores, padres y alumnos ¡y como no con la protección del Santo Cristo de las Misericordias! y ha conseguido integrar todos los niveles educativos de enseñanza obligatoria ( Guardería Educación Infantil, Primaria, Secundaria), siempre con sentido de familia y acogida.
María Séiquer Gayá
“Que nuestro ejemplo en los pueblos sea la mejor obra evangelizadora” (M.M.S.)
Nace en Murcia, el 12 de abril de 1891. Es educada en las religiosas de Jesús María. Contrae matrimonio con D. Ángel Romero, entregándose juntos al servicio a los pobres y gente más necesitada. Tras la muerte de D. Ángel, el 13 de septiembre de 1936, siente la vocación a la vida religiosa.
En 1939 funda junto con Madre Amalia la Congregación de Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado, destacando el amor al crucificado y el perdón por encima de cualquier situación de dolor. Se entrega a la educación y formación de los niños, hombres y mujeres de los pueblos y aldeas, mediante y sobre todo la creación de escuelas. El 7 de enero de 1975 tuvo la alegría de ver aprobada definitivamente su congregación con el Decretum Laudis de la Santa Sede.
Tras una penosa enfermedad muere el 17 de julio de 1975. El 4 de febrero de 1989 se abre el proceso de canonización de la Madre, nombrada sierva de Dios y el 7de diciembre de 2014 es reconocida venerable por el papa Francisco, estando actualmente a la espera de la realización de algún milagro, para su beatificación.
Amalia Martín de la Escalera
“No amó Cristo a los pobres solo con amor de protección, sino con amor de hermano…” (M.A.)
Nace en Santander, el 22 de mayo de 1895. En su hogar se vivió siempre el amor a los pobres y necesitados, ayudándoles en sus necesidades materiales y formación espiritual. Desde niña sintió la necesidad de extender el reinado de Cristo Crucificado entre la gente de los campos, pueblos y aldeas.
En 1929 escribe lo que el Señor iba despertando en su interior acerca de su misión en la vida, que con la guerra civil es destruido por un incendio. Tras el encuentro en Salamanca con Madre María, comienza a ver con claridad que su sueño puede hacerse realidad.
En 1939 viene a Murcia junto a María para iniciar la fundación. Su deseo era que todo trabajo apostólico estuviese precedido y cimentado en la oración, sin la cual no concebía la posibilidad de irradiar a Cristo.
El día 1 de marzo de 1984 muere en Villa Pilar, rodeada de sus hermanas de comunidad y despidiéndose de ellas. El corazón de Madre Amalia está vivo y presente en las hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado, un corazón que tantas veces ha sabido ocultarse haciendo vida su silencio interior.